Es argentino, rescató medio millón de personas y es candidato al nobel de la paz

A los 22 años viajó a África por primera vez, en donde conoció el drama de miles de personas que vivían en uno de los basurales más grandes del mundo. Volvió a Argentina para ordenarse como sacerdote y un año después regresó a Madagascar, donde vive desde entonces. A fuerza de trabajo y perseverancia creó una ciudad con 17 barrios, cinco guarderías y cuatro escuelas. Lxs invitamos a conocer al padre Pedro Opeka, el hombre que rescató a 500 mil personas de la pobreza extrema y hoy es candidato al Nobel de la Paz.

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Rijasolo-édition du Rocher/ Religion en libertad

«No vi pobreza, ahí conocí la miseria. Cuando llegué vi miles y miles de personas que vivían de uno de los basurales más grandes del mundo. Esa noche no dormí y le pedí a Dios que me diera fuerzas para rescatarlos de ahí», recuerda hoy el sacerdote en una entrevista con el diario Infobae. Y es que este hombre de 68 años –cuya vida y obra inspiró la edición de más de diez libros y siete documentales publicados en África y Europa- consagró sus años de juventud y madurez a dar forma a un proyecto humanitario de características épicas: trabajar para ayudar a mejorar las condiciones de vida de miles de personas sin recursos.

Su colosal tarea podría resumirse en la siguiente cronología: desde su llegada, y durante casi quince años el padre Pedro atendió una parroquia en la zona selvática del sur de la isla de Madagascar. A principios de los ’90 fue trasladado a la capital, Antananarivo, en donde decidió fundar junto a un grupo de jóvenes colaboradores, la Asociación Humanitaria de Akamasoa (en lengua malgache quiere decir «Los Buenos Amigos») con el propósito de generar alternativas que ayudaran a las personas más necesitadas. “Con ayuda del exterior y el trabajo de la gente comenzaron a fundar pequeños poblados, con escuelas, dispensarios, pequeñas empresas y hasta un hospital. Hoy en los cinco poblados viven más de 17 mil personas, cerca de 9.500 chicos estudian en sus colegios y unas 3.500 personas trabajan en la Asociación (atendiendo escuelas, dispensarios, hospitales, canteras, fábricas de muebles y artesanías)”, según señala la página web Amigos del Padre Pedro.

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Pedro Opeka camina por uno de los barrios que ayudó a construir junto a los habitantes de Antananarivo, la capital de Madagascar, en donde alrededor de 17 mil personas encontraron un hogar gracias a la obra del sacerdote/ Jesús María Silveyra

Pedro Opeka nació el 29 de junio de 1948 en el partido bonaerense de San Martin. Hijo de una pareja de inmigrantes eslovenos que habían escapado de conflictos políticos en su país, de chico supo que quería ser sacerdote y jugador de fútbol, pero sus padres le advirtieron que no podría ejercer ambas profesiones. Optó entonces por tomar los hábitos y ser un sacerdote misionero.

El camino de la misión religiosa no fue fácil. Una vez arribado a Madagascar, el Padre Pedro –también conocido como «La Madre Teresa con pantalones», «el Santo de Madagascar», «el Soldado de Dios», «el Apóstol de la basura», «el Albañil de Dios»- tuvo que superar el estigma social que pesaba sobre él por su apariencia: tez clara, ojos celestes, cabello rubio, muy semejante a quienes durante siglos sojuzgaron a los pueblos de raza negra. Pero el sacerdote guardaba una aptitud que lo había acompañado desde su niñez, con la que lograría superar cualquier barrera cultural: jugar al fútbol. Fue así que bastó una pelota y compartir el gusto por el juego en equipo para que lxs pobladores comenzaran a ver a este extranjero con otros ojos, y empezaran a depositar su confianza y colaboración con él.

Por esta obra humanitaria, Pedro Opeka fue propuesto en distintas oportunidades por autoridades de países europeos para recibir el premio Nobel de la Paz y recibió numerosos premios. Argentino y futbolero, este luchador por la causa de los pobres que rescató de la indigencia a más de medio millón de personas es toda una personalidad en África y Europa, de donde recibe la mayoría de las contribuciones económicas con las que logró construir su obra, una verdadera «ciudad de los pobres, la ciudad de los que están cansados de esperar», según el protagonista de esta historia.

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Estudié Ciencias de la Comunicación y soy periodista. En medios realicé tareas diversas como cubrir acontecimientos para diarios zonales, actualizar portales web y redactar panoramas informativos radiales. Desde hace algunos años me especializo en la generación de contenidos de calidad para redes sociales y actualmente me desempeño como editora y redactora de contenidos para el Facebook y el sitio web de Construir TV.
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