Algunas veces la denominación “reciclable” se pierde en iniciativas cuya incidencia en la vida cotidiana nos cuesta entender. Pero éste no es el caso: la ciudad de Vancouver, Canadá, comenzó a pavimentar sus calles con una innovadora mezcla de asfalto y plástico reciclado proveniente de envases y bolsas desechadas. Además de la reutilización de toneladas de plástico, este proceso permite ahorrar combustible, ya que la mezcla obtenida se convierte en una especie de cera que se adhiere al asfalto sin necesidad de tanto calor, lo que también permite rebajar los gases de efecto invernadero que se generan en el proceso de fabricación del pavimento. Uno de los objetivos de estas medidas, que forman parte de un plan de acción que busca convertir a Vancouver en la ciudad más verde del mundo para el año 2020, es generar conciencia en la ciudadanía mediante acciones de gran visibilidad.
El proceso, que busca reutilizar plástico proveniente de botellas, envases y bolsas que la población desecha, consiste en derretir y granular el material plástico, para así poder mezclarlo con el tradicional asfalto, proceso a partir del cual se pueden reutilizar toneladas de residuos, y contribuir así a la disminución de basura plástica en el planeta y a la reducción del consumo de combustible en la fabricación del pavimento. Según se sabe, los materiales usados tradicionalmente para la creación de pavimento precisan de altas temperaturas para su fusión, pero con el plástico reciclado no es necesario gastar tanto combustible en el proceso de fabricación, ya que este material se convierte en una especie de cera que se adhiere al asfalto sin necesidad de tanto calor. En consecuencia, una reducción en el uso de combustible conlleva un ahorro económico además de una considerable rebaja de los gases de efecto invernadero que se generan en el proceso de fabricación del pavimento.
Otro de los beneficios de esta iniciativa es que las calles permanecerán en buen estado por más tiempo, ya que el material que se genera a partir de este nuevo proceso de fabricación evita el envejecimiento de los aceites presentes en la mezcla.
El objetivo de Vancouver es convertirse en la ciudad más verde del mundo el próximo año 2020, por lo que lleva a cabo un Plan de Acción basado en implementar medidas simples que hagan entender a su población que se pueden lograr grandes beneficios medioambientales con el esfuerzo conjunto de todos por proteger y cuidar el entorno natural.
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