Un método ancestral de cultivo utilizado por los aztecas y los chinos puede ser una de las soluciones para erradicar el hambre en los barrios marginados de Sevilla (España). Se trata de pequeños sistemas de acuaponía domésticos, un método integrado de criadero de peces y cultivo de verduras mediante el cual el agua con los desechos de los animales es utilizada como nutriente para las plantas que a su vez limpian el agua, luego redirigida a los peces. El objetivo es llevar la iniciativa a espacios comunitarios como patios de escuelas y parques, para así poder producir mayor cantidad de alimentos y a la vez generar empleo para quienes se encarguen de mantener los sistemas de acuaponía que allí se instalen.
Que la historia parece escribirse en círculos parece ser, a estas alturas del tercer milenio, una verdad casi indiscutible. Y el caso de Polígono Sur, un barrio con altos niveles de desempleo y marginación social de Sevilla, parece confirmarlo: desde el 2014 comenzaron a instalarse allí pequeños sistemas de acuaponía domésticos, un sistema integrado de criadero de peces y cultivo de frutas y verduras que permite no sólo la producción para el autoconsumo (con productos sin químicos y totalmente naturales) sino también la generación de autoempleo y la enseñanza del cuidado del medio ambiente.
La acuaponía es un sistema sustentable de producción de plantas y peces que combina la acuicultura tradicional (cría de animales acuáticos), con la hidroponía (cultivo de plantas en agua). Así, el agua con los desechos biológicos de los peces es dirigida con una bomba hacia los huertos, para así nutrir los cultivos. Allí, las bacterias transforman los desechos de los peces en sales para las plantas y además limpian el agua. Mediante un sifón, el líquido renovado vuelve a los peces, de forma que simula el ciclo de un río, y no hace falta regar durante varios años.
Soledad Nieto, de 67 años, es una de las vecinas en cuyo domicilio se ha instalado un sistema de acuaponía conformado por tres depósitos de mil litros de agua en los que cría tilapias, y sobre ellos, a un metro y medio de altura, cultiva tomates, pepinos, calabacines, acelgas y puerros. Nieto cuenta que con este método generó, en su casa, 21 kilos de pescado y 60 de hortalizas y frutas.
Este sistema llegó al barrio gracias a la iniciativa del técnico del Comisionado para el Polígono Sur, José Lobillo, que alentó a un grupo de investigadorxs de la Universidad de Sevilla a que estudiaran este sistema. “Su implantación tiene cuatros objetivos clave: producir comida, generar autoempleo, utilizar el método como recurso educativo en la zona y enseñar a cuidar el medio ambiente”, resume. Por su parte, el profesor de Ciencias Agroforestales de la Universidad de Sevilla, Víctor Fernández, lo corrobora: “lxs vecinxs obtienen un producto de calidad, fresco, sin pesticidas, conseguido con esfuerzo y dignidad y sin esquilmar el medio natural”.
La puesta de esta iniciativa es fruto del trabajo conjunto del comisionado con la universidad y también con la asociación ecologista del barrio, Verdes del Sur, que presta su colaboración para desarrollar el proyecto en el ámbito doméstico. Así, el próximo objetivo del proyecto –que han denominado El milagro de los peces- es lograr que unas 200 familias del barrio puedan disponer de instalaciones acuapónicas. Para conseguirlo abrieron una campaña de micro mecenazco con la que consiguieron más de seis mil euros de los 11 mil que solicitan, por lo que se prevé que para el próximo año comiencen a instalarse los nuevos sistemas acuapónicos. “Si se implanta de forma más amplia en el barrio se puede crear empleo en instalación, asesoría, formación, cultivos, mantenimiento del sistema… además de las ventajas que da generar tu propios alimentos y concienciar del cuidado del medio ambiente”, señala Juan Manuel Blanco, portavoz de la asociación Verdes del Sur.
Otro de los desafíos del proyecto es utilizar fuentes renovables de energía –solar o geotermia- lo que permitiría que el único gasto externo para mantener las instalaciones fuera el de la alimentación de los animales.
“El (barrio) Polígono Sur necesita todo este tipo de actividades, que cambien la concepción del barrio y que empodere a sus vecinxs”, concluye el funcionario José Lobillo. Por su parte, la vecina Soledad Nieto concluye: “Es una satisfacción y un entretenimiento muy interesante cuidar del sistema acuapónico. Espero que consigamos hacerlo más grande para que puedan disfrutarlo más personas”.
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