¿Sabías que hoy, en el mundo, más de 800 millones de personas viven con hambre? Poder acceder o no a un plato de comida continúa siendo una de las desigualdades más acuciantes que enfrentamos como humanidad. El acceso desigual al alimento hace visible no sólo la ineficiencia del sistema mundial de producción alimentaria sino que a la vez permite dar cuenta de la necesidad de cambiar nuestra forma de consumo: mientras el 14 por ciento de los alimentos del mundo se pierden cada año entre la cosecha y la venta al por menor, el 17 por ciento del total de los alimentos disponibles son desechados en hogares y restaurantes. Esto también tiene un impacto ambiental, dado que implica el desaprovechamiento de todos los recursos utilizados para su producción, como el agua, el uso de los suelos y la energía. En el Día Internacional de la Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos compartimos 5 razones para entender por qué necesitamos transformar nuestras formas de producción y de consumo y qué es lo que está en juego detrás esta problemática. Construir TV se suma a la conmemoración de esta fecha con el lanzamiento de la campaña “CONSTRUIR CONCIENCIA” que propone reflexionar sobre la compleja interrelación entre las formas de consumo de alimentos y el desarrollo sostenible de las sociedades.
“Nuestro sistemas alimentarios están fallando y la pandemia de enfermedad por coronavirus está empeorando aún más las cosas” señala el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Según el último informe de la FAO, se estima que 811 millones de personas padecen hambre en el mundo -60 millones viven en América Latina y el Caribe- y la crisis económica global producto de la pandemia del Covid-19 no ha hecho más que empeorar las cosas. En 2020 padeció subalimentación cerca del 9,9 por ciento de la población mundial, frente al 8,4 por ciento registrado en 2019. Las y los especialistas advierten que si no se toman medidas urgentes, la falta de acceso al alimento tendrá consecuencias a largo plazo para cientos de millones de personas, especialmente en las infancias. En ese sentido, el informe estima que en 2020 cerca del 22 por ciento de las niñas y los niños menores de 5 años sufrió retraso de crecimiento por malnutrición.
Pero hay más. La pérdida y el desperdicio de alimentos también impacta sobre el ambiente, dado que implica el desaprovechamiento de todos los recursos utilizados para su producción –agua, tierra, semillas, energía y mano de obra-, entre otros. En un escenario que nos ultima a tomar acciones concretas para mitigar la crisis climática, y si tenemos en cuenta que el 8 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero son generadas por la pérdida y el desperdicio de alimentos, resulta necesario comenzar a comprender cuál es la importancia de cambiar las formas de producción y de consumo.
A continuación compartimos 5 razones por las que necesitamos reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y qué es lo que está en juego detrás esta problemática:
1. CUIDAR EL AGUA: El acceso al agua potable es un problema que enfrentan cada vez más comunidades. Un reciente informe de UNICEF señala que “miles de millones de personas se quedarán sin acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene antes de 2030” a menos que se implementen políticas tendientes a cuidar el agua como un recurso clave para la vida –con el cuidado de los ríos, humedales y manglares; las obras de saneamiento, el control de la megaminería y la ganadería, industrias que utilizan millones de litros de agua para llevar adelante sus actividades; entre otras-. En igual sentido, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos contribuye a una disminución del consumo de agua potable por parte de esta industria.
2. REDUCIR EL CONSUMO DE ENERGÍA: Durante toda la cadena de suministro se utiliza energía, ya sea maquinaria para el cultivo y la cosecha, para el transporte y la distribución, etc. Aún hoy, la energía proveniente de los combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas natural- es la más utilizada. La quema de dichos combustibles continúa siendo uno de los principales causantes de la producción de los gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global. Los alimentos que se pierden y desperdician representan el 38 por ciento del uso total de energía en el sistema alimentario mundial.
3. REDUCIR EL USO DE ENVASES DE PLÁSTICO: Estudios demuestran que los plásticos más comunes utilizados en envases de alimentos, emiten trazas de metano y etileno –dos gases altamente contaminantes- cuando se exponen a la luz solar, ya sea en el agua o en el aire. Las y los especialistas de la FAO advierten que las emisiones de gases a causa del uso de envases plástico representan el 5,4 por ciento de las emisiones mundiales de los sistemas alimentarios, inclusive más que el transporte.
4. PRESERVAR LA TIERRA Y LOS SUELOS: En el actual sistema productivo se recurre a la sobreexplotación de los recursos naturales, en especial de la tierra. La industria agrícola promueve los monocultivos –con la consecuente pérdida de nutrientes y carbono del suelo- así como el uso intensivo de agroquímicos y la deforestación de tierras para producir alimentos que muchas veces terminan en la basura.
5. REDUCIR LAS EMISIONES DE METANO: Al entrar en descomposición, los alimentos desechados producen metano, un gas de efecto invernadero aún más potente que el dióxido de de carbono.
“Hacen falta conductas que posibiliten un aprovechamiento más racional de lo que se produce. Se estima que si solo se evitara un cuarto de las pérdidas, sería posible alimentar a 870 millones de personas”, advierte Natalia Basso del equipo de Nutrición y Educación Alimentaria de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. En este sentido, puede resultar de utilidad la guía de 15 pasos para reducir el desperdicio de alimentos de los consumidores publicada por la FAO. Sin embargo, más allá de las conductas individuales, es necesario poner en discusión las formas de producción: “Hay una narrativa según la cual el comportamiento individual de cada consumidor es culpable de los desastres medio ambientales y el hambre en el mundo” advierte Magdalena Ackermann Aredes, co-facilitadora del Grupo de Trabajo sobre Agroecología del Mecanismo de la Sociedad Civil y Pueblos Indígenas (MSC) para las relaciones con el Comité de Seguridad Alimentaria de la ONU. “El modelo de producción agroindustrial afecta desigualmente a la salud de las personas (…) En el caso de las personas campesinas y trabajadoras agrícolas, por ejemplo, son ellas y sus familias que están directamente expuestas a los agroquímicos. Todo esto crea una paradoja cruel en la que son justamente quienes alimentan al mundo quienes también sufren más del hambre, de la malnutrición y cuya salud está más en peligro”, concluye.
Sin dudas la situación es compleja y requiere de abordajes integrales que tengan como eje el derecho a la alimentación y al acceso a la salud para todas las personas. Este 29 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, para sensibilizar sobre la importancia de este problema y sus posibles soluciones con miras al cumplimiento de la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relativa a reducir a la mitad tanto el desperdicio de alimentos por parte de los consumidores, así como las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, de aquí a 2030.
Construir conciencia
Construir TV se suma a la conmemoración de esta fecha con el lanzamiento de la campaña “Construir conciencia” que propone reflexionar sobre la compleja interrelación entre las formas de consumo de alimentos y el desarrollo sostenible de las sociedades. A continuación les dejamos un avance:
*Foto cabecera autor: nadinheli22 / Pixabay