Hace veinte años, un agricultor francés llamado Pascal Poot comenzó a dar forma a un particular método a través del cual logró cultivar unas 400 variedades de tomates orgánicos sin el uso de pesticidas… ¡ni de agua! Con su método logro que cada planta produjera hasta 25 kilos de fruta en medio de una región árida y rocosa. ¿Cómo lo logró? Conozcan este fenomenal método que despertó el interés de agricultores de todo el mundo.
Según cuenta Pascal, este agricultor autodidacta de 52 años, lo que llamó su atención fue el hecho de notar la fortaleza de las malezas, plantas que suelen crecer casi en cualquier lado y bajo las circunstancias más adversas, en contraposición a plantas débiles como las hortalizas, tan difíciles de cultivar. Así lo explica Pascal: “la mayoría de las plantas que se llaman ahora ‘malas hierbas’ eran plantas que se comían en la edad media, como el amaranto (kiwicha) o el Agropyron repens… Siempre me dije que si hoy en día son tan resistentes es precisamente porque nadie se ocupó de ellas por generaciones y generaciones”.
Fue así que comenzó su experimento, cultivar hortalizas allí donde el clima es hostil: “Todo el mundo trata de cultivar sus hortalizas protegiéndolas lo más posible; por el contrario yo las induzco a que se defiendan por sí mismas”, explica el agricultor. ¿El secreto? No intervenir en la relación de la planta con el medio ambiente y así lograr que el vegetal desarrolle las defensas necesarias para poder adaptarse y sobrevivir en un entorno poco favorable.
La clave del proceso es el tiempo: para lograr que cada variedad se adapte por completo a las condiciones climáticas poco favorables, es necesario dejar pasar unos tres años, momento en el cual se obtienen semillas que dan lugar a plantas resistentes cuyos padres produjeron un cambio genético en conjunción con su contexto evolutivo.
“Al principio la gente creía que yo estaba loco, pero luego de un tiempo lxs vecinxs vieron que yo obtenía más tomates que ellxs y jamás una traza de fungus; por lo tanto la gente empezó a hablar y lxs investigadores vinieron a verme”, afirma el productor, quien, además de ofrecer sus semillas a quien desee comprarlas, también dedica parte de su tiempo a colaborar con un grupo de investigadores agrícolas y escuelas de ingeniería agronómica interesados en su técnica.
Fuentes consultadas: