Se trata de un automóvil que funciona a partir de un sistema que permite reducir el consumo de combustibles hasta en un 40 por ciento, tanto de nafta como de gasoil y GNC, a la vez que disminuye las emisiones contaminantes en más del 90 por ciento. El sistema, conocido como «Hidrógeno Vehicular», ya está a la venta en varios puntos del país.
Lograr reducir el consumo de combustibles fósiles, así como la emisión de gases contaminantes de los automóviles y los medios de transporte público urbano es un desafío que todavía dista de ser resuelto. Si bien en los últimos años hemos conocido alternativas al uso de combustibles tradicionales, como los autobuses que funcionan a base de aguas residuales, así como medidas para fomentar el uso del transporte urbano en bicicleta, existen múltiples iniciativas de emprendedorxs de todo el mundo, personas comunes que ponen manos a la obra para dar forma a proyectos destinados a lograr un transporte urbano menos contaminante, y por ende, más beneficioso para todxs.
Ese es el caso del «Hidrógeno Vehicular», un sistema que permite reducir el consumo de nafta, gasoil y GNC, a partir de una celda de combustible “que libera el hidrógeno del agua, éste va por una manguera o caño hacia la admisión del auto, entra junto con el aire y va directamente a la cámara de combustión”, según detalló a El Federal Juan José López, dueño de un auto que funciona con este sistema, quien también comercializa el equipo en la provincia de Mendoza.
Así es que el sistema –que según los conocedores funciona mejor en autos viejos y no en los de última generación, debido a los sensores de la computadora que los nuevos autos tienen incorporados- además de ofrecer un ahorro en el consumo de combustible que oscila entre el 20 y el 40 por ciento, posibilitan la reducción en la emisión de gases tóxicos.
“Solamente libera vapor de agua, totalmente inocuo”, señaló Lucas Varela, de San Rafael (Mendoza), quien conoció esta tecnología como estudiante de ingeniera electromecánica, y hace cuatro años se dedica a fabricar estos aparatos: “Empecé investigando para la facultad y me interesó tanto el tema que lo seguí como particular”, recordó el joven, a la vez de subrayar que “en países de Europa se obliga a los vehículos viejos a colocar estos aparatos para bajar drásticamente las emisiones”.
¿Cómo funciona?
Quienes comercializan el sistema señalan que el equipo no ocupa demasiado espacio y se instala en el baúl del auto: “Lleva un depósito de agua y la celda, ambos dentro de una caja que tiene más o menos unos 20 centímetros de ancho y 40 de largo y alto, lo que puede variar de acuerdo a la cilindrada, pero no es mucho más”. Asimismo, para funcionar, el aparato utiliza un litro de agua destilada cada mil kilómetros. “Uno tiene que controlar el nivel del depósito como si fuera el radiador del automotor”, concluyó Varela.
Si bien ofrece beneficios económicos y para el medio ambiente, la instalación de este sistema no es algo todavía muy conocido y, sobre todo, aceptado por lxs usuarixs: “Como es algo nuevo muchos temen que no funcione o que sea peligroso, pero no lo es porque no tiene un depósito de hidrógeno, sino que consume lo que produce”, detalló Varela. Por útlimo, cabe señalar que la instalación de este sistema puede resultar algo cara para lxs conductrxs, ya que su costo superaría los 6 mil pesos.
*Foto cabecera: Astenia