El Arquitecto estadounidense David Benjamin diseñó una fachada ideal para el acondicionamiento térmico, a partir de tres elementos: agua, ranas y algas. “Amphibious Envelope” (Envolvente Anfibia), es un prototipo de construcción sustentable desarrollado con el propósito de enfriar los ambientes de manera natural, aprovechando las características del triple vidriado, que además funciona como un aislante térmico y purifica el aire a partir de elementos naturales.
La Envolvente Anfibia es exactamente eso a lo que suena: una fachada lograda a partir de tanques de vidrio llenos de agua y ranas. Las fachadas de vidrio son muy comunes cuando de acondicionamiento térmico hablamos: están compuestas por tres láminas de vidrio, dispuestas con cierta distancia, que generan las condiciones ideales para controlar las pérdidas de temperatura y luz de una vivienda.
Bajo esta premisa, el equipo de Benjamin se preguntó si era posible crear un ecosistema que, a partir de elementos naturales, pudiera reproducir las características del triple vidriado. La respuesta llegó pronto: el equipo propone reemplazar esas dos cavidades inertes entre panel y panel de vidrio, por otras llenas de vida y dinamismo.
El sistema funciona así: la primera de las cavidades se llena de aire, la segunda con agua, una rana y alimento. Estas ranas actúan como biosensores capaces de rastrear cuánto oxígeno tiene el agua en cualquier momento. Cuando la cavidad pierde oxígeno, la rana nada hasta la superficie del agua para tomar aire, lo que activa un sensor eléctrico. Este sensor, a su vez, activa un mecanismo para capturar el aire del exterior de la fachada y hacerlo pasar por la cavidad llena de agua para purificarlo. Una vez que las burbujas llegan a la superficie, son impulsadas al exterior, llenando de aire puro los ambientes detrás de la fachada.
Es importante aclarar que los tanques funcionan como un “hogar” temporal para las ranas. Su función, únicamente, es la de medir el oxígeno en agua actuando de la misma manera que lo hacen en un ambiente natural: yendo a la superficie cada 10 o 20 minutos para respirar. Sus movimientos son los que activan la aireación, al igual que lo hacen las personas cuando respiran y transitan cerca de la fachada. En palabras de Benjamin, este ecosistema es un ejemplo práctico conceptual de cómo los edificios deberán adaptarse en el futuro, logrado a partir de interpretar a la naturaleza.
Benjamin explica que el sistema tiene algunos beneficios adicionales a la purificación, por ejemplo, cuando el aire del exterior pasa a través del agua se crea un sistema de enfriamiento natural.
La complejidad de este interesante prototipo generó algunas dudas y críticas en cuanto a su implementación. Benjamin explica que, en la era digital, todo se pretende inteligente, eficaz y fluido, una pretensión que no debería excluir a la construcción sustentable, un terreno ideal para la experimentación.
Mirá cómo funciona en este video:
Fuente: Wired