Los hênîa – kâmîare fueron una cultura que vivió en las actuales sierras situadas entre las provincias de Córdoba y San Luis, en la Argentina. Tuvieron una interesante mitología, un gran desarrollo del telar y sobre todo de la pintura rupestre. Sus viviendas los hicieron célebres, ya que sus eternos enemigos – los Sanavirones – los bautizaron como “k’mchingones”, que significa ‘vizcacha’ o ‘habitante de cuevas’, en referencia justamente a sus particulares viviendas.
Un curioso aporte han dejado los «Comechingones»: la llamada «tonada» cordobesa (de Córdoba, Argentina) o «cantito» que se caracteriza por la extensión como canturreada de las vocales. Esta tonada o acento del castellano hablado en la Córdoba argentina, a inicios de siglo XIX se encuentra principalmente, muy marcado en las zonas montañosas, aunque es frecuente en la mayor parte de las provincias argentinas de Córdoba y San Luis.
En la localidad de Cerro Colorado situada a 160 km al norte de la ciudad de Córdoba y a solo 11 km de Santa Elena, se encuentra la Reserva Cultural Natural «Cerro Colorado» que constituye junto con la Cueva de las Manos en la Provincia de Santa Cruz uno de los centros pictóricos de arte rupestre más importante de Argentina. Juntos constituyen el principio y fin de la presencia aborigen en esta porción del Continente Americano , puesto que las pinturas más antiguas de éste lugar tienen unos 1200 años de antigüedad ( recordemos que en la Cueva de las Manos se deja de pintar hacia el 1000 d.c.) y se prolongan hasta el S. XVI con la llegada de los conquistadores españoles, constituyendo por esta razón un patrimonio cultural de interés universal.
La primeras noticias que se tienen sobre este lugar provienen del poeta cordobés Leopoldo Lugones, quien llegó a este lugar hacia 1902 y toma algunos calcos. Este encuentro con el arte rupestre causa en él una profunda emoción , lo cual le lleva a escribir una nota en el diario La Nación del 26 de marzo de 1903.