¿Sabían que los colores de nuestro hogar influencian nuestro humor y estado de ánimo? Dicen que los colores que usamos son un reflejo de nuestra personalidad y, aunque no seamos tan conscientes de ello, pueden afectarnos de distintas maneras, por eso es importante elegirlos muy bien y combinarlos de manera placentera y armoniosa.
La «psicología del color» es un campo de estudio en desarrollo que de dedica a analizar el efecto del color en la percepción y la conducta humana. Según la misma, todos los colores tienen un efecto psicológico: basta pensar en cómo nos hacen sentir para descubrirlo. Cuando se trata de decoración, elegir los colores con los que vamos a vestir nuestro hogar se vuelve una tarea intimidante sobre todo teniendo en cuenta que tienen el poder de transformar la realidad: desde ampliar una habitación y hacerla más luminosa, hasta cambiar nuestro estado de ánimo. Por eso es importante elegir una combinación que sea armoniosa a nuestros ojos, a nuestro humor y personalidad.
El primer paso para elegir una combinación armoniosa es pensar en qué estado de ánimo queremos crear y qué colores nos llevan a él. Para ayudarnos, podemos mirar nuestros muebles, telas, cortinas y alfombras para darnos una idea de qué estado nos transmiten. Una vez que encontramos la combinación que nos gusta, limitemos el número de colores para una misma habitación a no más de tres o cuatro: más de eso puede dar un efecto sobrecargado.
Los colores se pueden agrupar en tres grupos: activos, pasivos y neutrales. Estos se pueden combinar de acuerdo al uso que tendrá el cuarto siempre recordando que los colores claros expanden y airean y los oscuros son sofisticados y dan una sensación de calidez e intimidad a cuartos de grandes dimensiones.
El rojo definitivamente levanta el nivel de energía de un cuarto en cuanto a intensidad y adrenalina, sobre todo durante la noche. En un living o comedor, el rojo reúne a las personas y es un gran estimulante para las conversaciones. En una entrada o recibidor, crea una fuerte primera impresión. El rojo ha demostrado elevar la presión sanguínea y acelerar la respiración y el ritmo cardíaco. Es considerado demasiado estimulante para las habitaciones, salvo durante la noche donde el color parecerá más apagado y elegante.
El amarillo captura la energía del sol y comunica felicidad. Es una excelente opción para cocinas, comedores y baños donde se vuelve energizante y vigoroso. En halls, entradas y espacios pequeños, el amarillo da una sensación de expansión y bienvenida. Más allá de sus evidentes agradables características, no se recomienda su uso como color principal. Estudios han demostrado que las personas tienden a perder la paciencia en un interior completamente amarillo y los bebés tienden a llorar más. En grandes cantidades, este color tiende a generar sensación de frustración y enojo. Según la cromoterapia, el amarillo es conocido por estimular el sistema nervioso y purificar el cuerpo.
Se dice que el azul baja la presión sanguínea, ralentiza la respiración y disminuye el ritmo cardíaco, por eso es considerado un color calmo, relajante y sereno, recomendado para habitaciones y baños. Un azul pastel, por más bonito que parezca en la carta de colores, puede resultar inquietante y displicente aplicado a paredes y muebles, especialmente en cuartos que reciben mucha luz natural. Un azul claro como color principal queda muy bien si se lo balancea con tonalidades cálidas para los muebles y telas. Para lograr un efecto relajante en ambientes sociales como livings, comedores o cocinas grandes, considerar tonalidades cálidas de azul puede ser una buena opción. El azul es conocido por lograr una sensación de calma cuando es usado como el color principal de una habitación, siempre y cuando usemos tonalidades suaves ya que un azul muy oscuro puede generar el efecto contrario.
El verde es considerado como el color que más relaja la vista. Combinado con azul y un poco del alegre amarillo, el verde puede ir para casi cualquier ambiente de la casa. En la cocina, este color neutraliza un poco el resto de los artefactos, mientras que en un ambiente social genera una sensación de comodidad y unión. El verde tiene también un efecto relajante cuando se usa como color principal para toda la decoración. Se cree que disminuye los niveles de estrés y aumenta la fertilidad, por lo que es altamente recomendado para las habitaciones.
El púrpura, en sus tonalidades más oscuras como el berenjena, es un color muy potente, dramático y sofisticado. Se lo asocia generalmente al lujo y la creatividad y, como complemento de un color secundario, profundiza la paleta de colores. Versiones más claras de este color, como el lila o el lavanda, generan un efecto relajante ideal para baños y habitaciones, pero con una pequeña probabilidad de «enfriar» un poco los ambientes.
El naranja evoca sensaciones de exaltación y entusiasmo, siendo uno de los colores más energéticos. Mientras no es una muy buena opción para comedores o habitaciones, es excelente para aplicarlo en una habitación de juegos o ejercicio ya que estimula las emociones necesarias para una buena rutina de gimnasia. En las culturas antiguas se creía que el naranja ayudaba a curar enfermedades pulmonares e incrementaba los niveles energéticos.
Los colores neutros, como el blanco, negro, gris y marrón, son los básicos de la decoración. Todas las gamas de neutros nunca pasan de moda y sus virtudes dependen de su flexibilidad y capacidad para apaciguar el estilo de los cuartos. El negro siempre queda mejor usado en pequeñas dosis, como un acentuador. De hecho, algunos expertos sostienen que todas los ambientes necesitan un toque de negro para mejorar la carta de colores y dar profundidad.
El carmesí puede irritar a algunas personas, evocando sentimientos de ira y hostilidad. Es un color que debemos evitar como principal en cualquier ambiente. Permanecer por largos períodos en un cuarto pintado de este color puede afectar toda la armonía y paz que intentamos crear en nuestro hogar.
Por último, pero no menos importante, ¿cuál es la mejor opción para los techos? El techo de un cuarto representa un sexto del espacio de una habitación y es tan importante como las paredes. En general, tendemos a pintarlos de blanco pero es importante considerar la psicología del color para esta parte también. Por regla general los techos pintados de un color más claro que las paredes se sienten más altos, mientras aquellos más oscuros generan una sensación de aplastamiento. Sin embargo, esto no significa necesariamente claustrofobia: bien aplicado, podemos generar un efecto de comodidad e intimidad.
Recuerden la pregunta inicial: ¿qué sensaciones queremos evocar en nuestra casa? De ahí en adelante, siguiendo estas premisas, elegir el color puede volverse una tarea más fácil y entretenida, con resultados altamente placenteros, armoniosos y saludables.
Fuente: Freshome