Estudiantes de la Universidad Nacional de Manizales, Colombia, crearon un prototipo de maceta que aprovecha la fotosíntesis de las plantas para generar energía eléctrica.
Cristian Dallos y Paola Carmona, son estudiantes de la Universidad Nacional, sede Manizales. Ambos son los responsables de este proyecto de maceta que aprovecha el proceso natural de fotosíntesis de las plantas para generar energía eléctrica con la que poder cargar una batería de celular.
La iniciativa surgió a partir de la noción de que las plantas, luego del período de fotosíntesis, liberan energía a la tierra. Sin embargo, y gracias a la ayuda de un multímetro (un aparato que permite medir la energía), comprobaron que la energía liberada no es suficiente para cargar ni siquiera una bombilla de luz. El desafío era encontrar la forma de potenciarla.
Pero, ¿cómo producen electricidad las plantas? La energía de la fotosíntesis que no usan para alimentarse la liberan a la tierra en forma de azúcar. Una vez en la tierra, las bacterias la degradan y la convierten en electrones y protones. El reto que tuvieron Cristian y Paola fue lograr atrapar esa energía y convertirla en electricidad.
Para esto diseñaron varios prototipos de macetas. En el último, del tamaño de un teclado de computadora, dividieron la tierra dentro de pequeños tubos para que la energía quede más concentrada. “Es igual a cuando en un lugar pequeño congregas a mil personas o las dejas libres en un espacio abierto”, aclara Paola. Atravesando todos los tubos, hay una especie de cable, un electrodo –“un positivo y un negativo”– que captura la energía. De esta forma, las tres suculentas plantadas en la maceta son capaces de generar hasta 30 voltios, una cantidad de energía suficiente para cargar hasta seis celulares.
El problema, explican, es que para tenerla lista y que pueda empezar a utilizarse, todavía necesitan trabajar en la corriente –que se mide en amperios–. Dallos lo explica así: “Si lo pensamos como un río, la corriente sería la velocidad que lleva el agua, y las piedras, la resistencia. Nuestro voltaje, que es lo que le costaría al agua moverse de un punto a otro, es suficiente para cargar el celular, pero la sola corriente de la tierra no es tan fuerte y se demoraría mucho en cargar”.
En el camino para mejorar el prototipo, que a futuro buscan que funcione sin cables, encontraron algunas curiosidades, como que si la planta se riega con lixiviados -es decir, el líquido filtrado resultante de desperdicios sólidos-, mejora el voltaje. Al probar el sistema con hortalizas, por ejemplo, se toparon con que cuando la flor está azul, genera más electricidad que cuando está rosada, porque la tierra tiene mayor acidez. Un exceso de agua, por ejemplo, vuelve a la tierra un “superconductor”, por lo que deja de funcionar.
“Una vez lo tengamos resuelto, queremos llevarlo a las terrazas y muros verdes para pensar en casas autosostenibles”, dicen los estudiantes.
Pero, ¿cuántos bombillos de una casa se podrían iluminar a punta de electricidad producida por flores? Carmona responde: “Alrededor de 1 metro cuadrado de macetas produce 20 kilovatios al año. Si una bombilla convencional necesita 100 vatios, se necesitan 2 metros cuadrados de tierra para iluminar una lamparita”. Y aunque parece pequeño, si un techo verde cubriera todo el área de una casa, sólo una vivienda de 45 m² podría encender hasta 22 bombillas.
Fuente: El Espectador
*Foto de portada: Cómo Sabemos