La trata de personas es un delito que atenta contra la integridad de todos los seres humanos. Recientemente Naciones Unidas señaló que América Latina es una de las regiones con mayor cantidad de niñas y mujeres sometidas a la trata con fines de explotación sexual –que representa más del 50 por ciento de los casos- al tiempo que advirtió un aumento de delitos de trata de personas -muchos de ellos, niños- bajo diversas formas de trabajo forzado y mendicidad, entre otros. Este 30 de julio Construir TV se suma a la conmemoración del Día Mundial contra la Trata con la emisión de «YO FUI UNA ESCLAVA YAZIDI», un documental producido por la Fundación dinamarquesa THE WHY que relata la experiencia de dos mujeres que, tras haber sido sometidas a las más terribles formas de esclavitud y violencia por parte del Estado Islámico, siguieron luchando por su libertad, escaparon y hoy cuentan su historia.
La trata de personas es un delito que implica la captación, el traslado y/o la recepción de personas mediante el uso de la fuerza u otras formas de coacción con fines de explotación, que en la mayoría de los casos adquiere el carácter de explotación sexual, trabajo forzado, mendicidad o servidumbre, matrimonios forzados o venta de niñas y niños.
Naciones Unidas señala que en los últimos años se detectaron unos 50 mil casos de trata de personas en 148 países. Sin embargo, los especialistas coinciden en que la cifra real es mucho mayor debido a la dificultad para hacer visible este tipo de delito. El último informe de la ONU advierte que 7 de cada 10 personas captadas en redes de trata son mujeres y niñas capturadas con fines de explotación sexual –América Latina es una de las regiones con mayor cantidad de niñas y mujeres sometidas a este delito- al tiempo que advierte un aumento en la proporción de niños y hombres adultos que han sido objeto de trata para el trabajo forzado en industrias como la agricultura, la construcción, la pesca y la minería, en las que el trabajo se realiza en circunstancias aisladas y por lo tanto, resulta difícil de detectar por las autoridades.
En todos los casos el factor en común es la vulnerabilidad de las personas: migrantes indocumentados, hombres y mujeres sin acceso a empleo formal, niñas y niños provenientes de hogares sin recursos ni contención, personas transgénero, entre otros. En este sentido, la recesión causada por el COVID-19 no ha hecho más que empeorar las cosas, al profundizar el deterioro de las condiciones de vida de millones de personas que buscan una oportunidad de empleo y pueden caer en redes de explotación bajo la promesa de un trabajo digno: «Mujeres, niñas, niños y hombres de todo el mundo se encuentran sin trabajo, sin escuela y sin apoyo social en la persistente crisis del COVID-19, lo que los expone a un mayor riesgo de trata de personas”, señaló Ghada Waly, directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Cabe destacar que muchas veces estos delitos pasan desapercibidos para la sociedad. Por eso, es importante tener presente que existen formas de colaborar para detener este flagelo. Informarnos y estar atentos a nuestro entorno, es una de ellas. En Argentina, la línea 145 recibe denuncias en forma anónima y gratuita en todo el territorio nacional.
La voz de las sobrevivientes
Si bien a lo largo de los años se ha puesto el foco en la prevención de este tipo de delitos, en el último tiempo distintos especialistas advirtieron sobre la importancia de dar voz a aquellas personas sobrevivientes de la trata: escucharlas, aprender de ellas y reconocer “el papel crucial que desempeñan en el establecimiento de medidas eficaces para prevenir este delito, identificar y rescatar a las víctimas y apoyarlas en su camino hacia la rehabilitación”, según señala la última campaña de Naciones Unidas. Esta perspectiva cobra vital importancia si tenemos en cuenta que muchas veces, al recuperar su libertad, las personas que logran escapar de sus captores no sólo son incomprendidas por su entorno sino también sometidas a duros interrogatorios, estigmatizadas y hasta “castigadas por los delitos que fueron obligadas a cometer por sus traficantes”, según advierten desde la ONU. En este sentido, cabe mencionar que algunos especialistas señalan la necesidad de dejar de hablar de “víctimas” y comenzar a hablar de “sobrevivientes” –ya que la primera reduciría a la persona a un objeto pasivo sobre el cual se elaboran políticas, mientras que la segunda destacaría la capacidad de la persona para recuperarse y ser escuchada como sujeto activo de su historia.
“Necesitamos acciones concretas para impedir que los tratantes se aprovechen de la pandemia para explotar a las personas vulnerables», advierte Ghada Waly. Todo parece indicar que la mejor manera de combatir la trata es derribar las inequidades estructurales que dejan a millones de personas marginadas y expuestas a éste y otros delitos. Establecer políticas tendientes a fortalecer y ampliar los programas de salud universales así como el acceso a la educación pública y la creación de más y mejor empleo, parece ser el camino para comenzar a transitar la recuperación tras la pandemia.
Este 30 de julio Construir TV se suma a la conmemoración del Día Mundial contra la Trata con la emisión de «YO FUI UNA ESCLAVA YAZIDI», un documental producido por la Fundación dinamarquesa THE WHY que relata la experiencia de dos mujeres que, tras haber sido sometidas a las más terribles formas de esclavitud y violencia por parte del Estado Islámico, siguieron luchando por su libertad, escaparon y hoy cuentan su historia.
→ «YO FUI UNA ESCLAVA YAZIDI», viernes 30 de julio a las 21 horas por la pantalla de Construir TV.
A continuación les dejamos un avance:
*Imagen cabecera: Pixabay