El ministerio de Alimentos, Agricultura y Pesca de ese país anunció una serie de medidas para convertirse, antes del 2020, en el país más orgánico del mundo. Los objetivos van desde duplicar los cultivos orgánicos hasta servir estos alimentos en las instituciones públicas.
En otro ejemplo de liderazgo, el gobierno de Dinamarca anunció un plan de 67 puntos -“Økologiplan Danmark”-, fuertemente enfocado en el sector público, con el objetivo de convertirse en el país más orgánico del mundo en los próximos años.
Principalmente, el plan está enfocado en duplicar la cantidad de tierra dedicada al cultivo de alimentos orgánicos, una política que comenzó en el año 2007, para así poder abastecer de alimentos saludables y libres de agrotóxicos a las instituciones públicas que sirven diariamente más de 800 mil comidas en todo el país.
Si bien el plan fue elaborado -y será llevado a cabo- por el Ministerio de Alimentos, Agricultura y Pesca, otros ministerios ya se plegaron al proyecto: el Ministerio de Defensa, por ejemplo, se comprometió a aumentar la cantidad de alimentos orgánicos servidos en las bases militares (aproximadamente una tonelada por año).
Por su parte, el Ministerio de Educación se comprometió a fortalecer las políticas educativas para que los más jóvenes tomen conciencia de la importancia del cuidado del medio ambiente. Actualmente, las escuelas públicas incluyen dentro de su plan de estudios la enseñanza de agricultura orgánica y el conocimiento de los alimentos para concientizar sobre la ingesta de frutas y verduras, carnes y lácteos libres de agrotóxicos, pesticidas y modificaciones genéticas.
Como parte del plan, todos los cultivos se realizarán únicamente bajo métodos orgánicos biodinámicos y el gobierno financiará tanto las investigaciones como a los trabajadores que se dediquen a desarrollar nuevas herramientas e ideas para tal fin.
Pero, ¿por qué es tan importante el consumo de alimentos orgánicos?:
Los alimentos orgánicos son necesarios para alimentar al mundo. La agricultura orgánica es la única manera sustentable de garantizar alimentos sin agrotóxicos, modificaciones genéticas y químicos. Además, previene la práctica del monocultivo, es decir, cultivar únicamente una especie en la tierra, lo que la inhabilita de forma irreparable para futuros usos.
La comida orgánica está menos expuesta a los pesticidas. El uso de dichas sustancias conlleva un gran riesgo no sólo para los trabajadores de la tierra y sus familias sino también para quienes ingieran estas sustancias químicas a través del consumo de frutas y verduras. Tal como señala la revista Health Ambition, los pesticidas son identificados por el organismo como sustancias extrañas al cuerpo y por ende como elementos a los que es preciso atacar, proceso que aumenta las posibilidades de desarrollar desórdenes neurológicos y en el sistema inmunitario, e inclusive cáncer.
Cabe señalar que los alimentos orgánicos, además, son más nutritivos y saben mejor, a la vez que sus nutrientes ayudan a generar procesos de desintoxicación del organismo y un aumento de los niveles de energía. Y lo más importante: los alimentos orgánicos están libres de modificaciones genéticas (GMO).
En Dinamarca, la producción de alimentos no significa sacrificar la salud de los trabajadores; maltratar a los animales o arruinar el medio ambiente en nombre de la eficiencia. ¿Será posible extender esta idea por todo el mundo?
*Foto de portada: Copenhagencvb
Fuente: Food Revolution