Un chico de 17 años se convirtió en el primer guardavidas con Síndrome de Down de Argentina. Se trata de Gastón Spotti Cajal, un joven que practica natación desde muy pequeño y que este año completó el curso de guardavidas Junior. Trabaja como socorrista junto a su entrenador y el año próximo planea hacer un curso de socorrismo en aguas abiertas.
“A Gastón lo conozco desde hace muchos años… en su último cumpleaños lo llamé para saludarlo y de golpe me dí cuenta que ya tenía diecisiete años, y que ya podía hacer el curso de guardavidas junior”, recuerda hoy Horacio Castillo, guardavidas y entrenador del joven: “se prendió enseguida. Durante ocho meses vino a las clases y aprendimos muchas cosas juntos. Él es un chico que entiende todo y cumple todo el protocolo del guardavidas: desde parar el motor de la pileta, destapar el filtro, hasta tirarse al agua a socorrer a una persona. Es socorrista junior porque es menor, pero este año va a hacer el curso de socorrismo en aguas abiertas”, relató Castillo al diario Clarín.
La historia de Gastón es un ejemplo de trabajo y constancia personal y familiar. Y es que su mamá, Verónica Cajal, una profesora de educación física que luchó para que su hijo desarrollara aptitudes que favorecieran su inclusión en la sociedad y su desarrollo personal, siempre tuvo en claro la importancia del acompañamiento familiar: “A Gastón le encanta la natación, toda su vida nadó, desde chiquito fue muy estimulado en lo motriz y lo social. Como dice Horacio, la tarea de la familia es fundamental para lo que puedan lograr después en la vida”, relató la mujer a los medios locales.
Gastón es el menor de cinco hermanxs, quienes desde chicxs aprendieron a no temerle al agua gracias a su mamá, “siempre preferí enseñarles a nadar antes que poner rejas en la pileta”, cuenta, al tiempo que destaca cómo logró sobreponerse a los prejuicios sociales en torno a la capacidad de Gastón para aprender: “antes en las piletas ponían mucho reparo y había mucho prejuicio, hasta que un día, cuando Gastón tenía unos ocho años, fui a la pileta del Pizzurno (provincia de Córdoba) y me preguntaron si el nene era independiente. Les contesté que sí, y me dijeron que lo dejara y me fuera. Fue una grata sorpresa”.
Hoy Gastón trabaja junto a su maestro y mentor como guardavidas junior en una escuela de verano para niñxs. “El año que viene va a hacer la etapa de aguas abiertas y seguirá trabajando” afirma su entrenador. El joven, quien utiliza lenguaje de señas para hacerse entender debido a cierta dificultad para hablar, afirma que “le gusta mucho nadar”, y se muestra feliz y confiado en su tarea.
El logro de Gastón trascendió fronteras y llegó hasta Chile, en donde distintas asociaciones tomaron su caso como un ejemplo para demostrar a las autoridades locales la importancia de habilitar programas de enseñanza y entrenamiento, «el caso de Gastón les sirvió como referencia para empezar a pelear nuevamente en Chile» para que se dé curso a este tipo de capacitación para personas con Síndrome de Down. Como concluye Horacio, el entrenador de Gastón: la idea es «abrir puertas, y que otros vean que es posible”.