El Parlamento francés aprobó una ley que prohíbe a los grandes supermercados desechar los productos alimentarios que no vendan y entregarlos a organizaciones de ayuda social, con la garantía de que los productos estén en perfecto estado. De este modo, Francia se convirtió en el primer país del mundo en castigar a los supermercados que desechen alimentos.
La norma fue aprobada en 2015 pero rige desde este año y consiste en obligar a los supermercados a no dañar o desechar alimentos y entregarlos en perfectas condiciones tanto a organizaciones sociales y de caridad, para su posterior distribución. Así, la ley prohíbe expresamente que los supermercados continúen con su costumbre de echar a perder los alimentos para que no puedan ser consumidos, algo que sucede habitualmente desde los últimos años, en los que muchas personas en situación de calle o quienes no tienen recursos suficientes para abastecerse de comida encontraban productos de limpieza mezclados con comida no vencida, con el sólo objetivo de que ésta no pudiera ser consumida por estas personas.
Respecto a la legislación, las cadenas alimenticias como Carrefour, el grupo empresario más grande de Francia, manifestaron su apoyo a la implementación de la ley, aunque señalaron que el sector ya contribuía a la sociedad a través de sus donaciones habituales.
Por su parte, lxs representantxs de diversas entidades de ayuda social mostraron su apoyo a la norma, a la vez que se comprometieron a gestionar los recursos adecuadamente y bajo control. Jacques Bailet, directora de Banques Alimentaires, una red de bancos alimentarios de Francia señaló a The Guardian que con la medida “se podrá aumentar la variedad y calidad de la comida que reciben” y agregó que “en términos nutricionales, actualmente hay un déficit de carne y faltan frutas y verduras” por lo que la medida permitirá a las organizaciones poder contar con alimentos variados que favorezcan una ingesta balanceada.
Cabe señalar que la norma también obliga a las entidades de ayuda social a distribuír la comida en “forma digna”, es decir, en sitios que promuevan el encuentro y el diálogo entre las personas, y no simplemente “haciendo fila” para recibir la ayuda.
En la actualidad existen diversos proyectos que buscan implementar esta medida en toda la Unión Europea.
La medida se enmarca en una creciente crítica social al desperdicio a gran escala propio de las cadenas de mercado. Recientemente, un joven de Estados Unidos se alimentó con comida desechada en los contenedores de supermercados durante dos meses, en una acción para demostrar la cantidad de alimentos que cada año se tiran en el mundo, así como la necesidad de promover un consumo responsable.
*Foto cabecera: Revista Mercado