La mayoría de lxs turistas y habitantes de la ciudad de Buenos Aires desconoce que en la cuadra donde hoy se levanta el edificio de la Biblioteca Nacional se encontraba originalmente el “Palacio Unzué”, un caserón con fachadas de líneas francesas e italianas, construido a fines del siglo XIX por la familia Unzué, quien vivió allí hasta el año 1937 cuando el Estado nacional, durante la presidencia de Agustín P. Justo, expropió el edificio y su parque con la intención de convertirlos en residencia presidencial. Sin embargo un decreto posterior destinaría el predio para que allí funcionase un jardín de infantes, pero el proyecto no prosperó y finalmente la mansión fue reformada para albergar a los sucesivos presidentes de la Nación, quienes utilizarían el predio como quinta de fin de semana. Finalmente, la mansión fue demolida en 1956 con el fin de borrar todo rastro de sus últimxs ocupantes, Juan Domingo Perón -el primer y único presidente que vivió en forma permanente en la mansión- y su esposa Eva Duarte, por temor a que el lugar «se convirtiera en un memorial justicialista» luego de que numerosxs seguidorxs se hicieran presentes frente a la residencia durante la convalecencia y posterior muerte de Evita, quien falleció en ese edificio en 1952. No obstante existen archivos fotográficos del palacio que rescatan la historia de esa legendaria mansión, que hoy compartimos con ustedes.
El palacio, también denominado “Quinta Unzué”, fue construido en 1887 por Mariano Unzué y Mercedes Baudrix como una residencia de descanso a las afueras de la ciudad de Buenos Aires. Pero a medida que la capital fue creciendo, la Recoleta pasó de ser un suburbio a convertirse en uno de los barrios predilectos para el asentamiento de la clase alta porteña. Ante este cambio, la familia Unzué decidió vivir en la quinta de forma permanente, y para habitar con todas las comodidades de la época fueron ampliando y modificando el edificio en diversas etapas.
La familia habitó allí hasta el año 1937 cuando el Estado nacional, durante la presidencia de Agustín Pedro Justo expropió por Ley N° 12.352 el edificio y su parque de 21.154,0354 m2, con la intención de convertirlos en residencia presidencial. Sin embargo, el 21 de diciembre de 1938 el presidente Roberto Marcelino Ortiz firmó el decreto N° 20.016, a través del cual destinaba la denominada “Quinta Unzué” a la fundación de un jardín de infantes. Tres meses antes de la firma de dicho decreto habían comenzado las obras de modificación del palacio.
Sin embargo, dicho proyecto no prosperó y en el año 1942 –bajo la presidencia de Ramón S. Castillo- la majestuosa quinta volvería a ser destinada a funcionar como residencia presidencial. Fue así que los sucesivos presidentes de la Nación (ambos presidentes de facto), Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell habitaron durante su gobierno en la residencia oficial de la calle Suipacha 1034, en el centro de Buenos Aires, pero solían pasar algunos fines de semana en la Quinta Unzué junto a su familia.
El primer y único presidente que habitó en el Palacio Unzué de forma permanentemente, durante sus dos primeros gobiernos (entre 1946 y 1955) fue el general Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte. Tras una larga enfermedad, Evita falleció en ese edificio en 1952, hecho que provocó la concurrencia espontánea de gran cantidad de personas que expresaron sus respetos a la figura de Eva Duarte. Luego de que Perón fuera derrocado por un golpe militar, en 1955, la quinta permaneció en desuso hasta su demolición en el año 1956, por temor a que el lugar “se convirtiera en un memorial justicialista», por la trascendencia póstuma de Eva Duarte y la asociación de su figura a la mansión.
Posteriormente se levantó sobre ese terreno la nueva sede de la Biblioteca Nacional, obra cuyo proyecto comenzó en 1958 pero que, tras múltiples vaivenes políticos, pudo finalizarse recién en el año 1992. A continuación veremos el “antes y después” del predio.
Fuentes consultadas