¿Alguna vez nos preguntamos cuántos metros cuadrados necesitamos en realidad para vivir bien? Cada vez son más las personas alrededor del mundo que se suman al movimiento “Tiny Houses” o “Casas Pequeñas”, una iniciativa que busca crear conciencia sobre el espacio doméstico para eliminar aquello que no necesitamos, reducir el gasto en alquileres e hipotecas y, sobre todo, disminuir nuestro impacto sobre la naturaleza.
En la sociedad moderna, las ideas de prestigio y riqueza se ven traducidas en el tamaño de nuestras posesiones. La desigualdad en la distribución del territorio es una de las consecuencias de esta filosofía, y para muchas personas el sueño de la vivienda propia queda relegado, teniendo que recurrir a alquileres onerosos e hipotecas interminables.
De hecho, un estudio muestra que, de juntarse todo el suelo residencial que existe, en los Estados Unidos cada ciudadano dispondría de unos 77 metros cuadrados de tierra para vivir, en España y Japón 35, Reino Unido 33 e Italia 31, por nombrar algunos ejemplos. Esto no sólo muestra la desigualdad en el reparto territorial, sino también los tamaños que pueden alcanzar las viviendas promedio, con el consiguiente costo de mantenimiento en términos de iluminación y climatización que implican, y su impacto en el medio ambiente.
Pero hace algunos años, la premisa “cuanto más grande, mejor” empezó a ser cuestionada, lo que dió origen al movimiento “Pequeñas Casas”, con cada vez más adeptos en Estados Unidos y Canadá. La idea que defienden es que vivir en casas más pequeñas no sólo reduce significativamente la brecha de acceso a un hogar propio -puesto que son muchísimo más económicas- sino también el gasto energético necesario para vivir de manera cómoda.
La calidad y eficiencia por sobre el tamaño, es el objetivo que persiguen los arquitectos, ingenieros, ambientólogos y sociólogos que en los últimos años se unieron al movimiento. Desde su inicio, muchas organizaciones proveen planos, material didáctico, asesoría e información para poder o bien construir una casa pequeña o adquirir una ya fabricada. Las hay rodantes, cuadradas, rectangulares, unifamiliares o compartidas, y llegan a medir entre 10 y 35 metros cuadrados, cuando una casa promedio puede medir entre 90 y 200 metros cuadrados. Su costo promedio de construcción es de 23 mil dólares.
Se trata de un cambio de paradigma sobre nuestras concepciones del confort y lo que cuesta acceder a él. Una casa pequeña implica conservar sólo aquello que necesitamos, permitiéndonos vivir de manera más sencilla y libre, despejando de nuestra vida el costo ambiental que implica acumular y utilizar de más.
Aquí les dejamos un breve video producido por Construir TV para que conozcan más sobre esta tendencia:
Fuente: Wikipedia / The Tiny Life / La Buena Vida