Designado así por la letra inicial de los nombres que lo componen, este método es una técnica aplicable a múltiples propósitos en la vida diaria, tanto en el trabajo como para el ordenamiento del hogar, y que consta de cinco principios a respetar.
La historia nos cuenta que se empezó a aplicar en la fábrica de Toyota en los años 60, a fin de lograr que los espacios de trabajo sean pulcros, ordenados, y el entorno laboral sea amable para con el operario.
Posteriormente su difusión fue tan amplia que se integró a los sistemas educativos del país. Muchas organizaciones gubernamentales, asociaciones, empresas y centros de salud, lo adoptaron por su eficiencia.
El orden se entiende aquí como parte del equilibrio personal que lleva a mejorar la calidad de vida de las personas.
Las palabras clave de las que hablamos son:
«Seiri»: Esto es la necesaria diferenciación entre los elementos necesarios y los innecesarios. Estos últimos deben ser descartados necesariamente, a fin de ocuparse de lo realmente importante. Eliminar lo innecesario nos enfrenta al obstáculo del apego a las cosas materiales y el temor consiguiente de perder el contacto con ellas.
«Seiton»: Luego del descarte de lo innecesario, hay que poner en orden lo que queda, a fin de tener un acceso fácil a los elementos. La clasificación y la estandarización ayudan a cambiar el hábito.
«Seiso»: Aquí se busca la limpieza permanente del entorno de trabajo. Después del orden, limpiar se vuelve mas fácil. Se refiere tanto a lo material como al trabajo de limpieza mental que nos permite pulir ideas. Aquellos obstáculos que no nos permiten quemar etapas.
«Seiketsu»: el concepto de pulcritud se extiende hacia uno mismo. Esto significa llevar a cabo una rutina de limpieza y ordenamiento, tanto espiritualmente, como en el ámbito de trabajo o en la casa, esto es, dejar el escritoorio ordenado antes de retirarse luego de la jornada laboral, dar prioridad a cuestiones del cuidado y aseo personal, etc.
«Shitsuke»: La última palabra no sólo remite a la estandarización de comportamientos para llegar a una disciplina que contribuya al hábito del compromiso, sino que implica también medir los avances y logros del sistema puesto en práctica.
El resultado de esta práctica, manejada con convicción y constancia, redunda tanto en productividad en el ámbito del trabajo, como en satisfacción personal por los logros obtenidos.
*Foto cabecera: Mad4Yoga