La llegada anticipada del frío a Buenos Aires fue el puntapié para que dos vecinas del barrio de Vicente López instalen un “Perchero Social”: un espacio para dejar ropa de abrigo a disposición de quienes lo necesiten. Una idea para replicar sin límites.
El “perchero social” o “perchero anti-frío” que instalaron Ania y Judith en el barrio de Vicente López está disponible durante todo el día, no tiene cadenas ni vigilancia ni términos de uso: es de libre acceso, tanto para quienes quieran dejar prendas abrigadas en buen estado como para quienes necesiten usarlas.
«FRIO. Si necesitan, LLEVÁ. Si tenés para abrigar, TRAÉ. Si vas a robar, no lo hagas acá»
“Para nosotras es el perchero del barrio. Es un punto donde se propone dar y recibir ropa en buen estado de manera libre. No es una campaña aislada de solidaridad, un evento de caridad esporádico. Es un espacio que humildemente quiere recordar la idea de comunidad, de manada humana, donde los intercambios pueden darse sin mediar dinero ni condiciones”, dice Ania. Sin contratos ni imposiciones, el criterio de esta acción social es la confianza en lxs otrxs.
El perchero, que está ubicado en Güemes al 1400, casi esquina 25 de Mayo, a la altura de Avenida Maipú al 800, recibe grandes cantidades de ropa. El objetivo, dice Ania, es que este punto de partida se transforme en una red: que cada vecinx sea distribuidor de esta idea; que se lleven prendas de este perchero para entregárselas a quienes recuerdan que las necesitan; que los comerciantes del barrio tomen algunas prendas y las tengan en sus negocios para regalarlas según su criterio. “No queremos crear un tráfico anónimo de prendas sin destino. Queremos que las personas se conecten a través del dar y recibir de forma clara, mirando a los ojos al otro.”
El perchero social, más que una acción solidaria anónima e individual, es un recordatorio a mirar a nuestro alrededor. Invitamos a todxs a replicar esta idea en sus ciudades, a tejer redes de colaboración con lxs otrxs; a no olvidar ni invisibilizar las necesidades de los demás.
Fuente: Ania Fukelman / Judith Mugrabi
