Las baldosas hidráulicas, también conocidas como baldosas calcáreas, están viviendo un nuevo resurgir: ya sea por la belleza de sus diseños, la originalidad de su trabajo artesanal, o por el pasado que evocan, en la actualidad son una tendencia decorativa en ascenso.
Su origen tuvo lugar a principios del siglo XX, en el sur de Francia, pero rápidamente se convirtieron en un elemento de moda en Sudamérica, con la proliferación de talleres artesanales familiares que creaban diseños modernos para revestir patios y recibidores.
Por ser un tipo de suelo moderno, vistoso y de bajo costo, se constituyó en el elemento más popular de las nuevas construcciones. Fue muy usado hasta que otros materiales industriales más livianos y de menor costo lo desplazaran en los años 60.
Las baldosas hidráulicas se fabrican pieza por pieza, por eso cada diseño es único. La técnica de fabricación es por capas: el artesano elige los colores que va a utilizar y prepara una pasta con agua, mezclando cemento blanco y pigmentos minerales. Este preparado se vuelca en la “trepa”, un molde que integra unos separadores de metal encajados dentro de un bastidor que se llenan uno a uno, con su color correspondiente.
Esta capa decorada es la que finalmente será visible una vez colocada. En general tiene unos 3 o 4 mm de espesor y cubre una segunda capa, de un grosor similar, formada por una mezcla de cemento portland y arena, con la función de absorber el exceso de agua de la primera. Finalmente se termina de llenar hasta los 20 ó 25 mm, lo que será el grosor final del ladrillo, con la capa de apoyo constituida también por cemento y arena.
El bastidor, luego, se coloca bajo una prensa hidráulica que lo comprime con una fuerza superior a una tonelada. Se extrae del molde, se deja secar y se sumerge en agua durante 24 horas. Para que el cemento quede perfectamente endurecido, las baldosas se rocían con agua y se dejan en una habitación durante 20 días, que es el tiempo que tarda el cemento en endurecerse debido al proceso químico iniciado gracias al agua. De ahí recibe el nombre de hidráulica.
Tradicionalmente, por su gran fuerza decorativa, no se utilizaban en exceso, sino que se reservaban para las habitaciones más importantes de la casa como el comedor, la sala principal y el cuarto de estar. De hecho, solían crear alfombras visuales con un dibujo en el centro, rodeado por otras tramas (en general geométricas, florales y vegetales), enmarcadas finalmente con baldosas de colores lisos.
Ciudades como Asunción, Lima y Buenos Aires aún conservan en sus construcciones los pisos originales de la época colonial, con tramas regionales y colores típicos, pero hoy en día también pueden verse recreaciones de estas piezas con materiales más livianos y modernos. Una idea interesante para su aplicación en la actualidad es combinarlas con baldosas de barro cocido o ladrillos para aligerar su potencia visual.
Fuentes: Proyecto Anda / Decoración2
Fotos: BAinspiration / Proyecto Anda