Se trata de un modelo residencial de colaboración mutua entre personas que viven cerca. Se cimienta en los valores de la amistad, solidaridad y cooperación entre vecinxs y ya se implementa en algunos países como una alternativa sustentable a la vida en la ciudad, sobre todo para las personas mayores.
El “cohousing”, “co-vivienda” o “jubilar” es una forma de concebir la vida en comunidad que parte del anglicismo “collaborative housing” -vivienda colaborativa-. Si bien puede parecernos un estilo de vida muy lejano, este modelo nació en los años ‘70 en Dinamarca y Holanda para dar respuesta a los problemas habitacionales de las familias jóvenes. En oposición al modelo “comunal”, el cohousing permitía, conservando en todo momento una economía propia y la vivienda de uso privado, compartir labores domésticas, de crianza y educación.
En los ‘80, cuando algunos de los pioneros comenzaron a envejecer, descubrieron que sus necesidades eran diferentes a las de las personas más jóvenes y crearon comunidades “senior”, adaptadas a sus demandas. El informe “El cohousing y las personas mayores” plantea que 6 de cada 10 personas mayores de 65 años elegirían este modelo residencial y es por eso que, actualmente, se volvió un campo de interés entre las personas de mayor edad.
Los adultos mayores comprenden el cohousing como un vasto nicho de oportunidades: envejecimiento activo, soporte emocional de una comunidad en la que se sienten incluidxs, ahorro económico, un entorno capacitante donde emprender proyectos y adaptable a necesidades cambiantes, diversión, etc.
Si bien las normativas para habitar en este modelo residencial cambian según los países en donde se practica, posee algunas características invariantes:
- Es autopromovido, de iniciativa y diseño del grupo.
- Es co-diseñado, con un enfoque intencional para favorecer la relación vecinal.
- Existen zonas comunes significativas, que se comprenden como extensión de las viviendas (no de gestión externa).
- Autogestionado, con organización colaborativa de las tareas comunes (comisiones).
- No hay jerarquías, y los roles se reparten de forma natural.
- La economía es privada, y las viviendas cuentan con todos los elementos que aseguran la independencia de los residentes.
Al contrario de lo que puede creerse, estas comunidades poco tienen que ver con una residencia para personas mayores tipo asilos o geriátricos: el cohousing implica autopromoción, autogestión y falta de jerarquía. El cohousing se asemeja más a un pequeño barrio o a una comunidad de vecinas y vecinos creado con esa intención de vida colaborativa y mutualismo comunitario. El proceso de creación de comunidad, previo a la creación del complejo exige metodologías participativas y herramientas de inteligencia colectiva. Y, lo más importante, sobre todo cuando se trata de grupos frágiles y excluídos, es la autonomía y la plena inclusión en la comunidad.
Fuente: Mayores UDP
Foto de portada: Posibl