Cada año se destruyen unos 13 millones de hectáreas forestales en todo el mundo. El problema no se limita a las áreas rurales sino también a las ciudades, de donde provienen hasta el 70 por ciento de los gases de efecto invernadero del mundo. Frente a este escenario en los últimos años surgieron iniciativas como la que lleva adelante la organización sin fines de lucro Un árbol para mi vereda, que capacita a las personas para criar y plantar árboles autóctonos en sus barrios a través de un sistema de padrinazgo, programas escolares y viveros comunitarios, con el fin de promover la participación ciudadana y el encuentro con el medio ambiente. Conozcan de qué se trata esta propuesta y cómo participar.
A comienzos de 2015 las Naciones Unidas alertaron acerca de cómo la deforestación prosigue a un ritmo alarmante, con una destrucción anual de unos 13 millones de hectáreas forestales, hecho que no sólo hace que aumente hasta el 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, sino también la degradación de suelos –con los consecuentes desastres naturales y pérdidas económicas millonarias- en detrimento de la agricultura y las economías regionales, entre otros factores. Sin embargo, el problema no sólo se limita a bosques y áreas rurales, sino también al hábitat propio de las ciudades, de donde proviene hasta el 70 por ciento de los gases de efecto invernadero del mundo. Allí la función de los árboles es central para limpiar el aire contaminado, absorber ruidos, proteger las cuencas y vertientes urbanas, regular la circulación del viento y ayudar a mantener frescos los edificios, lo que se traduce en un ahorro de energía para refrigeración.
Frente a este escenario surgen propuestas como la de Un árbol para mi vereda, una Organización sin fines de lucro que capacita a vecinos y vecinas de la Ciudad de Buenos Aires (Argentina) y alrededores para plantar árboles en los canteros vacíos existentes en sus barrios, a partir de un sistema de padrinazgo que funciona a través de la aplicación Quiero Apadrinar, en la que reciben los pedidos. Luego de iniciado el contacto vía web, se invita a lxs vecinxs a acercarse a uno de los viveros a buscar su ejemplar. Allí el/la interesado/a recibe consejos prácticos para realizar una plantación exitosa, acorde a las dimensiones de su vereda. La idea es que cualquier vecinx pueda apadrinar, “siempre y cuando se comprometa a cuidar el árbol hasta que sea autosuficiente”, según informa el sitio web de la organización.
También realizan “siembras colectivas” durante eventos como recitales, en los que se invita a lxs concurrentes a llevar vasitos descartables en los que se siembra la semilla de lo que será un futuro árbol. Así, quien lleve su vasito sembrado deberá comprometerse a cuidar el plantín durante un año, hasta el momento en que sea convocadx para participar de una plantación colectiva en alguno de los espacios verdes de la ciudad.
La idea de fomentar la plantación y cuidado de árboles autóctonos se fundamenta en tratar de fomentar aquellas especies cuyo cuidado no requiera una dedicación excesiva de tiempo o dinero. Uno de lxs coordinadorxs del proyecto, Lisandro Grané, así lo explica: «Queremos que el proyecto sea sustentable y por eso no le pedimos a nadie que gaste mucho dinero en la producción y el mantenimiento de los árboles. Plantamos especies nativas, que exigen un cuidado mínimo. El ceibo, por ejemplo, tolera sequías y excesos de lluvia, que es justo lo que en esta época ocurre en Buenos Aires. La sustentabilidad es clave porque permite que los vecinos adviertan que cuidar y mantener un árbol no tiene por qué ser caro. Sólo se trata de observar, experimentar y comprometerse con el árbol».
Otra de las iniciativas que propone Un árbol para mi vereda son los programas escolares -encuentros que enseñan a los alumnxs de distintas escuelas de la ciudad a criar árboles nativos y frutales y ofrecen capacitación a lxs docentes a cargo de esos cursos para facilitar las tareas y ayudar a evacuar dudas- además de los viveros comunitarios, espacios abiertos destinados a capacitar a lxs vecinxs para empoderarlxs en el proceso de reforestación de su barrio, plantando árboles nativos y frutales producidos por ellxs mismxs.
La organización Un árbol para mi vereda nació como un espacio destinado a brindar herramientas para generar en el ser humano una re-conexión con la naturaleza: «Esta necesidad la detecté en mi mismo cuando nació mi hijo, Vito. Desde ese momento cambiaron radicalmente mis prioridades. Yo trabajo en publicidad, dirijo comerciales de televisión y estaba acostumbrado a trabajar veinte horas por día (…) pero desde que llegó Vito dije ‘no’. Empecé una huerta y experimenté con semillas de árboles, algunas prosperaron, otras no. Entonces dije ‘quiero aprender a hacer árboles, quiero dejarle a mi hijo un mundo con más árboles'», cuenta Lisandro sobre su experiencia personal y agrega, respecto a cómo surgió el proyecto: «Me anoté en un curso en la Facultad de Agronomía (Universidad de Buenos Aires) para estudiar producción de árboles y arbustos, y ahí conocí a Marcos, Alejandro y luego a Santiago, los chicos del proyecto.
La idea de establecer un paralelismo entre la enseñanza botánica y el mundo del comportamiento humano se hace presente en cada encuentro y taller: «Todo lo que está en el planeta, incluidos nosotrxs, está por algo. Cuando ves crecer un árbol, te das cuenta de eso. Y como lo que se hace con las manos no se olvida más, la idea de los talleres es aprender esas lecciones a medida que se siembra”, señala Lisandro.
«El mundo necesita más espacios verdes, las personas necesitamos reconectarnos con la naturaleza, y la posibilidad de plantar un árbol en la vereda de tu casa o en algún lugarcito donde puedas cuidarlo, no sólo ayuda a que el árbol sobreviva, sino que ayuda a que lxs seres humanos podamos sobrevivir», concluye.
Aquí les dejamos un breve video producido por Construir TV para que conozcan más sobre esta iniciativa:
Quienes estén interesadxs en participar de las siembras pueden escribir al Facebook de Un árbol para mi vereda.
*Todas las imagenes utilizadas en esta nota pertenecen a Un árbol para mi vereda