Desde hace unos años algunos trabajadores comenzaron a desarrollar sus tareas bajo la modalidad del “teletrabajo”. Si bien la proporción de trabajadores de manera remota continúa siendo menor que en forma presencial –un informe de 2019 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que sólo el 17 por ciento de los empleados de la Unión Europea realiza teletrabajo, mientras que en Estados Unidos esa cifra asciende al 20 por ciento y en Argentina desciende al 1.6 por ciento del total de los trabajadores- la emergencia global causada por la propagación del COVID-19 está obligando a gobiernos y empresas a implementar cambios drásticos en las dinámicas de trabajo para evitar la circulación y el contacto físico de las personas y así reducir la curva de contagio del virus.
A lo largo de la historia las distintas epidemias han afectado y modificado las relaciones personales y el trabajo. En este sentido, muchos sostienen que parte de los cambios que se están implementando no serán pasajeros. Algunos especialistas y personalidades señalan que debido al alcance e imprevisibilidad de esta pandemia global “la forma de trabajar cambiará después de la crisis del coronavirus”, tal como señaló recientemente José Luis Manzanares Abásolo, CEO de la multinacional especializada en ingeniería y tecnología, Ayesa. Lejos de ser parte de un «futuro del trabajo» lejano, la descentralización de las empresas, el crecimiento de los trabajos dinámicos y la locación remota comienzan hoy a ser parte de la realidad de muchos trabajadores.
Sin embargo, el trabajo remoto no sólo se circunscribe a una cuestión tecnológica. Se necesita un cambio de subjetividad –por parte de empleadores y trabajadores- que permita llevar adelante dicho cambio. La confianza en que el trabajador pueda desenvolverse eficazmente sin permanecer bajo la mirada de sus jefes, es clave. Jon Messenger, experto de la OIT en condiciones de trabajo, detalla algunas claves para un teletrabajo eficaz: que los directivos capaciten a sus empleados en el uso de nuevas herramientas que faciliten el trabajo en equipo y a distancia; que los responsables comuniquen claramente cuáles son los objetivos y los plazos, y que permitan a los empleados «desconectarse» del trabajo y dedicar tiempo al ocio, entre otros.
Si bien el teletrabajo es una modalidad de empleo que comenzará a expandirse, no es la solución al gran desafío que impone la pandemia. La OIT advierte que el impacto mundial del COVID-19 en el mundo del trabajo tendrá efectos de gran alcance, “llevando a millones de personas al desempleo, al subempleo y a la pobreza laboral”, que podrían traducirse en la pérdida de casi 25 millones de empleos en el mundo. La crisis sanitaria que países como Italia y España atraviesan debido al gran número de infectados con Covid-19 así como la creciente ola de despidos a raíz de la caída de la economía renueva la discusión en torno a la necesidad de implementar políticas para garantizar un piso de bienestar a quienes queden fuera del sistema. Distintas personalidades de la política y de la economía advierten que resulta urgente coordinar medidas entre gobiernos, empresarios y sindicatos para conservar los puestos de trabajo y generar sistemas de protección social y de ingresos universales.
La magnitud y la compleja trama de factores que conlleva la pandemia del Covid-19 pone en jaque gran parte del estilo de vida y modelos de democracia actuales y nos obliga a comprender la compleja relación entre política, economía, salud y medio ambiente: desde la necesidad de repensar los sistemas alimentarios (más del 60 por ciento de las enfermedades infecciosas emergentes son causadas por el consumo de fuentes animales no humanas), las formas de consumo y la gestión de los recursos naturales, así como las deficiencias en los sistemas de salud y de protección social de los trabajadores. «La salud de los animales, la salud de las personas y la salud del planeta están interconectadas» advierte el Banco Mundial. El desafío está planteado ¿seremos capaces de construir un futuro del trabajo sostenible e inclusivo?