Estudiantes de la Universidad del Oeste en Inglaterra instalaron el primer prototipo de baño público capaz de producir electricidad a partir de la orina humana. El objetivo es que esa energía pueda ser utilizada en los campos internacionales de refugiados.
Según explica Irene Merino, una investigadora española del equipo de la Universidad del Oeste en la ciudad de Bristol, la tecnología de este prototipo está basada en el sistema de células de combustible microbianas (MFC por sus siglas en inglés) que funciona como las pilas, con un ánodo y un cátodo. Estas células se instalan en el interior de un contenedor al que llega la orina de lxs usuarixs. Dentro, las bacterias colonizan el electrodo del ánodo y actúan como un catalizador para que se descomponga la materia orgánica del pis.
Durante la descomposición se liberan tanto protones, que viajan a través de una membrana semipermeable desde el ánodo al cátodo; como electrones, que viajan a través de un circuito eléctrico externo. Para completar el ciclo, en el cátodo también se produce una reacción de reducción de oxígeno. De esta forma se genera la energía necesaria para encender bombillas o tubos led.
En resumen, el sistema MFC capta una porción de la energía necesaria para el crecimiento de los microbios y lo convierte directamente en “orinergía” (como decidieron llamar a esta energía). Una de sus ventajas fundamentales es que no precisa del uso de recursos fósiles para su producción. Su materia prima, la orina, es un recurso inagotable.
En principio, el proyecto está enfocado a ayudar a los países en vías de desarrollo, especialmente aquellos en los que abundan los campos de refugiados. Lxs investigadorxs han realizado dos ensayos de campo: uno en el propio campus de la Universidad y el otro en el mega festival de Glastonbury, donde alrededor de mil usuarixs diarios lo probaron exitosamente.
Fuente: Agencia SINC / The Guardian